Corazón de cobre, inspiración de oro

La historia de la familia Camargo, el #Rincón donde la perseverancia es el mejor legado.
0
755

El Rincón está lleno de historias de negocios familiares y la de Don Chuy es como un motor: se construye con paciencia, detalle y entrega inquebrantable por los suyos.

Así es la historia de Taller Camargo, un negocio que ha sabido perseverar a través de los años para convertirse en lo que es hoy.

Don Chuy Camargo, un maestro del embobinado.

Todo comenzó hace 45 años, cuando Don J. Jesús Camargo López, mejor conocido como Don Chuy, dio sus primeros pasos como embobinador en la extinta Juguetón.

Con humor singular disfruta su trabajo mientras disfruta de la buena música, es fanático de Cantinflas. Don Chuy no solo dominó el arte de los motores, también sembró en sus tres hijos el valor del trabajo honesto y la pasión por el oficio.

El taller lleva con orgullo el apellido “Camargo”, porque representa un motor familiar construido con esfuerzo y dedicación.

A lo largo de los años, este negocio enfrentó mudanzas y obstáculos, pero jamás se detuvo. Cada cambio de domicilio, de Medrano a Juárez, no fue más que un bache en el camino que les recordó que para atrás ni para agarrar vuelo.

La familia ha crecido hasta sumar a un cuarto hermano -el mayor-, y juntos, han logrado expandir sus servicios más allá de San Francisco del Rincón, llegando a clientes de León, Silao y otros municipios vecinos. Hasta se animaron a registrase al SAT.

Hoy, este motor familiar encontró su hogar en un lugar más vistoso, en el Bulevar Juventino Rosas 201, el que presumen con mucho orgullo, un lugar donde los Camargo siguen construyendo un legado, buscando sacar adelante los estudios de una generación más.

En San Pancho hay personas trabajadoras y creativas, que con cada esfuerzo demuestran que el presente tiene un propósito para seguir moviendo generaciones, creando con cobre, una inspiración de oro.